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Una ruta como homenaje a los guardianes del mar de la provincia de Castellón

PortCastelló ha impulsado una campaña para rendir homenaje a los fareros

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Guardianes del mar

Guardianes del mar

PortCastelló ha impulsado una campaña para rendir homenaje a los fareros y a unos monumentos que desde antaño, han estado ligados a la navegación marítima y han tenido como misión señalizar los puertos, ayudar en la orientación de los barcos y guiar a los marineros. Bajo el lema de ‘La ruta de los faros de Castellón’, la iniciativa pretende acercar al público a un patrimonio marítimo que también forma parte de la historia, del presente y del futuro de nuestra provincia. Todo ello, a través de un vídeo promocional que sumerge de lleno al espectador en un recorrido por la historia de los “guardianes del mar, tal y como plasman las palabras de Fernando García, farero de la Autoridad Portuaria de Castellón. Un fragmento audiovisual que continuará con la instalación de señaléticas en cada uno de ellos, sobre su arquitectura, el tipo de señal que emiten así como su alcance.

Los gigantes de piedra que brillan con luz propia”, expone el farero Ángel Trillo, son refugio de una historia que suma más de 553 años, ganadores de premios nacionales, sedes científicas y turísticas, y además, atesoran dos monumentos diseñados por mujeres, el de Irta y el de Nules, de las arquitectas Rita Lorite y Blanca Lleó, respectivamente.

De norte a sur, desde Peñíscola hasta Nules, te invitamos a conocer un poco más allá de “el nexo de unión entre la tierra y el mar”, por Ángel Trillo.

 

Faro de Peñíscola

Activo desde 1899 y con 56 metros de altura, tiene un alcance de 23 millas a través de destellos blancos que ‘disparan’ cada 15 segundos. Se encuentra plenamente integrado en el casco antiguo de la población, en su parte más alta junto al castillo del Papa Luna, y hoy en día acoge a la oficina de información turística.

 

Faro de Irta

Activo desde 1993, tiene 33 metros de elevación y 14 millas de alcance. Proyectado por Rita Lorite, es el único en España, junto al de Nules, diseñado por una mujer. Su localización entre calas y en un entorno de exuberante biodiversidad, es accesible desde la localidad de Alcossebre, por el camino de la playa de las Fuentes y siguiendo al norte hasta Cala Blanca.

 

Faro de las Columbretes

Con más de 162 años de historia a sus espaldas, se erige en la colina norte del peñasco Colibrí (Illa Grossa) de la reserva natural de las islas Columbretes, sobrepasa los 65 metros sobre el nivel del mar y dista a 34 millas de tierra firme. Un total de cuatro familias de funcionarios llegaron a habitarla simultáneamente, hasta que en 1975, el último farero abandonó la isla debido a la automatización del sistema de luminaria.

 

Faro de Oropesa del Mar

Con sus 164 años de actividad, es el más longevo de los seis gestionados por la Autoridad Portuaria de Castellón. Durante la Guerra Civil estuvo apagado, el personal tuvo que ser desalojado y fue objeto de saqueo. Hoy en día, un convenio de cesión temporal con el Ayuntamiento de Oropesa brinda la posibilidad de dar un uso lúdico al entorno del faro.

 

Faro de Castellón

El faro de la capital provincial celebra este año sus 50 años de vida. Recientemente ha sido trasladado desde el Muelle de la Cerámica al borde del mar y junto al dique. El primigenio data de 1867, cuyo pequeño alcance servía para señalar el fondeadero que entonces era el Grao de Castellón, pues la navegación de altura se efectuaba con los faros de Oropesa y Columbretes.

 

Faro de Nules

El benjamín de los seis guardianes del mar se eleva sobre 38 metros en primera línea de mar, junto a las antiguas casas de verano. El diseño del proyecto llevó a su arquitecta, Blanca Lleó, a ganar el primer premio del Concurso Nacional de Ideas de Faros y Señales Marítimas.

 

En definitiva, la iniciativa Autoridad Portuaria de Castellón constituye un tributo a los testigos de una profesión en peligro de extinción, cuya valiosa labor a lo largo de los tiempos no debe ser relegada al olvido y eclipsada por las nuevas tecnologías. Un tributo que alza la trascendencia patrimonial e histórica de un oficio ancestral en nuestro territorio.

 

Fuente: El País, Comunidad Valenciana

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